Buscando a Eric, confía en los tuyos, y si uno es Cantona, mejor

Debo reconocer que me empece a acercar a la obra de Ken Loach no hace muchos años, y todavía me falta mucho por ver de este autor, pero todo lo que he visto me ha gustado. Su modo de llevar historias crudas hasta la pantalla y de no necesitar grandes presupuestos para ello, me parece alabador y sobre todo arriesgado en los tiempos que corren.
Buscando a Eric no se caracteriza por ser demasiado arriesgada, incluso la historia es obvia, a pesar de que fuese escrita por el guionista Paul Laverty, colaborador en varias obras de Loach, lo que tiene Buscando Eric es esa sencillez, aparente, de ser un producto accesible para todos los públicos, y que guarda una historia llena de humor, amor, drama y amistad. Si a esto le unes unos personajes muy trabajados y le otorgas un papel al excéntrico y polémico jugador de fútbol francés Eric Cantona, obtenemos un producto curioso y entretenido, con un trasfondo digno de las historias de Loach.
La historia nos presenta a un cartero de Manchester, Eric, interpretado por un gran Steve Evets, que mantiene una vida sumida en el más profundo de los desastres; tiene dos hijos a cada cual más macarra y que no le respetan en absoluto y hace años que vive atormentado por abandonar embarazada a su único y gran amor. El tortuoso pasado de Eric lo lleva a la locura y al intento de suicidio. Un día, mientras sus amigos del trabajo intentan animarle, buscará la relajación fumando un poco de marihuana que esconde uno de sus hijos. A raíz de esto un extraño visitante le apoyará en su vida diaria: su ídolo Eric Cantona.
La luz sucia y natural con la que Loach dota a sus películas llena de sobriedad el relato, y compone una historia muy real, a pesar de incorporar la irrealidad de las apariciones de Cantona. Las conversaciones entre los personajes principales son soberbias, con grandes reflexiones y en donde descubrimos a un Cantona que parece haberse dedicado a esto toda su vida. Con imágenes de archivo de los mejores momentos del jugador, Loach construye una amistad de la nada entre los dos Eric y poco a poco va mostrando la autentica realidad de la vida del cartero: solitaria, vacía y llena de malos hábitos. Pero como dicen muchos expertos el fútbol lo une todo.
Y esto es lo que tiene Buscando a Eric. Utiliza algo tan trivial como el fútbol, para crear una historia sobre la amistad entre los hombres, sobre el perdón y las segundas oportunidades. Gracias a los esfuerzos de Eric, motivado por el apoyo de Cantona, el cartero retomará su vida y se enfrenta a sus miedos y se esforzará por conocer a sus hijos, aunque todo sea mucho más difícil de lo que parecía en primera instancia. La historia nos plantea una serie de situaciones entre el drama y el humor, con secuencias magistrales como la final, en la que queda al descubierto la propia pasión del director por el fútbol en general y por Cantona en particular.
Una película curiosa y llena de buenas intenciones que pone de manifiesto lo necesario de un acercamiento entre los hombres. La necesidad de conocerse y de volver a confiar en aquellos que siempre están ahí, para cambiar sus vidas. Una gran dirección tras las cámaras, una película que a pesar de ser ligera en su forma es profunda en el sentimiento, y que está creada para todo aquel que necesite mirarse por dentro y comenzar de nuevo. Y sobre todo creada para la alabanza y recuerdo de Eric Cantona, y de todos aquellos futboleros que gozan con este deporte.
En definitiva un film que no pasará a la historia como el mejor del año, pero que es recomendable para toda persona que quiera experimentar sentimientos y pensar un poco sobre la amistad y las dificultad de las relaciones humanas. Y por supuesto para todos los que quieran reír durante un buen rato delante de la pantalla.
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