‘El secreto de una obsesión’ – Válido thriller, adaptación suspensa

Las cartas sobre la mesa. Guardo con celo El secreto de sus ojos original en DVD. La obra de Juan José Campanella con Ricardo Darín como protagonista supone un exquisito thriller de guión e interpretaciones sublimes. Por algo recibió el premio Óscar a Mejor película de habla no inglesa. Temí lo que pudiera encontrar en El secreto de una obsesión, remake norteamericano de la cinta argentina estrenado en España hace unos días. Aquí mis impresiones.
El cadáver de una joven aparece en un contenedor de basuras. Se trata de la hija Jess, compañera de Ray en el cuerpo policial. Su violación y posterior asesinato conmocionan al protagonista, quien dejará su empleo y dedicará más de una década en la búsqueda del asesino. Ahora ha regresado y cree tener al culpable.
Existen paralelismo evidentes entre El secreto de una obsesión y su original. Chirrían en cambio las modificaciones aportadas por una industria volcada en sí misma. En 2016 el sospechoso pasa a ser un musulmán acusado de conexiones con células terroristas -ejem, ejem… tras «los comunistas son los malos», Hollywood presenta «los musulmanes violan y asesinan»-, en un ejercicio de innecesario prejuicio.
La frescura y veracidad de 2009 viran hacia enamoramientos torpes a primera vista dignos del peor Crepúsculo, héroes intachables valedores del bien mayor y policías cínicos hasta lo irreal. Un compendio de tópicos que se alejan de la disyuntiva entre lo justo, lo moral y lo necesario, se adentra en sinsentidos emocionales y culpabilidades remotas. Para no volver.
Como adaptación no sienta bien el cambio de nacionalidad al conjunto. Como thriller pierde fuerza, luce descafeinado y con menor gancho. Mal ejecutados cambios de guión como la mencionada unión familiar y personal entre la víctima y los investigadores conviven con escenas representativas del trabajo de Campanella algo retocadas: ahora jugamos al baseball en lugar de al fútbol y la escena clave pierde fuerza visual, más centrada en la tradición de Hollywood que en el esfuerzo técnico.
La pérdida de conocidos se torna insustancial y dominada por el azar, las relaciones interpersonales estáticas y mil veces manoseadas, y el espléndido final del guión original queda aquí alterado. Los saltos temporales confunden en ocasiones -hemos de contar canas para saber en qué año nos encontramos-, y el conjunto resulta obvio.
El agravio comparativo permite sin embargo disfrutar de una película que inquieta por momentos y puede dejar mal cuerpo a parte del respetable. El trío protagonista no llega a la cintura del original. Sin embargo una Nicole Kidman sugerente atrae atenciones -lo mejor-, mientras que Chiwetel Ejiofor se esfuerza por componer el héroe callejero que los productores esperan de él y Julia Roberts muestra de nuevo que su propio nombre le viene grande, aunque se agradece que abandone un tanto su rol habitual.
De personajes de profundidad media y detalles de guión por pulir, El secreto de una obsesión resulta suficiente como thriller de intriga al tiempo que no llega al nivel esperado por un cinéfilo pesimista en el ámbito de la adaptación. «Vacuo», «rutinario» o «inane» son algunos adjetivos dedicados por la prensa especializada española a la película de Billy Ray.
Vean El secreto de sus ojos (2009) de Juan José Campanella si El secreto de una obsesión no les ha disgustado. Véanla también si no tienen intención de dar una oportunidad a la obra de Hollywood. La crítica, el público y los productores que invirtieron en el remake de una cinta argentina exitosa no pueden estar equivocados.
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