Estreno de la semana: El Hobbit: La Desolación de Smaug

Hoy se estrena EL Hobbit, La desolación de Smaug, segunda entrega de la trilogía de Peter Jackson (que no de Tolkien) sobre las aventuras de Bilbo Bolsón, 13 enanos comandados por Thorin Escudo de Roble y el mago Gandalf. Y digo que es la trilogía de Jackson porque esta vez, al contrario que en la primera entrega o que en la trilogía de El Señor de Los Anillos, el director y guionista ha hecho y desecho a su antojo con resultados no siempre comprensibles o aceptables.
Si en El Hobbit: un viaje inesperado dejábamos a Bilbo y sus enanos compañeros de penurias mirando la lejana Montaña Solitaria, ahora retomamos el camino en aquel mismo punto para adentrarnos en la Tierra Media imaginada por Peter Jackson: la Compañía sigue hacia el este y se encuentra por el camino con Beorn, el cambiador de piel, y con un enjambre de Arañas gigantes en el peligroso monte Mirkwood. Tras evitar que los Elfos del Bosque los capturen, los Enanos prosiguen su viaje hacia Ciudad del Lago, y finalmente llegan a la Montaña Solitaria, donde tienen que enfrentarse al mayor de los peligros: el dragón Smaug.
Con una puesta en escena sencillamente apabullante, majestuosa, nos encontramos ante una película plagada de escenas de acción (la pelea con las arañas gigantes, la huída por los rápidos dentro de toneles o el enfrentamiento con Smaug), brillantemente rodadas, ágiles, trepidantes (es difícil seguir la pista a los elfos) y, por supuesto, con toques humorísticos (rememorando una escena de la película anterior, aquí también un personaje vencerá a varios enemigos rebotando entre ellos). Los que criticaron al director de que la primera entrega era lenta, no podrán decir lo mismo de ésta.
También se criticó que había demasiadas canciones, y aquí han decidido eliminarlas todas. Tan solo escucharemos una en los títulos de crédito finales. Eso sí, la banda sonora sigue siendo tan espectacular y oportuna como fue la anterior, con una magnífica partitura de Howard Shore.
Pero, sin duda, la principal atracción de esta entrega es ver al temible Smaug, y lo vemos en todo su esplendor: enorme, imponente, magnífico. Weta Digital ha realizado un trabajo magnífico, resaltado en la versión original por la profunda voz de Benedict Cumberbatch. Si queriamos ver al dragón, Jackson nos regala la presencia de esta criatura de una forma que casi llega a ser excesiva.
Y es que la película, siendo una gran espectáculo, no es ni mucho menos redonda. Como aficionado al cine y lector de Tolkien comprendí algunos cambios hechos tanto en la primera entrega como en su anterior trilogía, pero ésta está basada en el libro, y no es en absoluto una adaptación. Hay cambios más que discutibles (y no me refiero a la introducción de nuevos personajes) y lo son porque resultan totalmente prescindibles, no aportan nada a la trama e, incluso, algunas incluso ralentizan la historia.
Y ese es otro defecto de esta película: tiene unos altibajos enormes en el ritmo, sobre todo en su primera hora, donde pasamos de una acción trepidante a pasajes que se nos antojan demasiado largos, en los que no pasa nada destacable, perdiendo el equilibrio de otras obras del director donde las secuencias más tranquilas servían para que el espectador «cogiera aire» y se preparara para la siguiente montaña rusa de acción. Aquí, muy al contrario, estamos deseando que vuelvan las persecuciones y los saltos porque muchas veces nos aburrimos contemplando la pantalla. Esta vez, Peter Jackson no ha sabido equilibrar el contenido en los 160 minutos de metraje.
Esperaremos un año a que finalice la trilogía y entonces, con la obra completa, veremos si es un pequeño bache o un paso atrás realmente preocupante (y, entonces, definitivo) en la visión que Jackson y su equipo de guionistas tiene sobre esta obra de Tolkien, mucho más simple de lo que parece, por mucho que se empeñe el director en complicarla.
Página oficial | El Hobbit: La Desolación de Smaug
Aventura Estrenos Fantasía #Benedict-Cumberbatch #El-hobbit #evangeline-lilly #Ian-McKellen #martin-freeman #Orlando-Bloom #peter-jackson
un comentario
Estoy muy de acuerdo contigo en casi todo. Hay partes que sobran y ralentizan la trama, personajes llanos que solo entorpecen. Sí que ha mejorado un poco lo de las escenas de acción pero también es cierto que el Hobbit no se puede comparar a El Señor de los anillos, son dos historias muy distintas y por tanto no podemos esperar que nos enganche igual.
Yo le doy un aprobado pero sin destacar mucho. Me quedo con la banda sonora, mucho mejor que la primera (sobretodo con el track de los créditos).
Esperemos que Smaug nos dé algo más de juego en la última entrega y haga que la trilogía pase a la historia al fin.