Franklyn, entre lo real y lo imaginario

Franklyn ha llegado a las salas de cine de nuestro país con dos años de retraso, una promoción prácticamente nula, y entre críticas fundamentalmente negativas. Un panorama poco esperanzador, pero que no consiguió hacerme desistir en verla, básicamente por dos motivos: un tráiler que me parecía podía desarrollarse de forma interesante, y la presencia de la siempre destacable Eva Green.
Dirigida por Gerald McMorrow, que cuenta con una amplia experiencia en el mundo de la publicidad y los videoclips (cosa que se hace notar en la cuidada estética del filme), Franklyn, su ópera prima, cuenta la historia de tres personajes: Jonathan Preest, un hombre que oculta su rostro bajo una máscara y huye de una organización religiosa llamada El Ministerio; Emilia, una joven estudiante que graba sus intentos de suicidio como proyectos artísticos; y Milo, que acaba de romper con su prometida, y se refugia en el pasado para superar su depresión. Tres personajes inestables emocionalmente, cuyo destino terminará por cruzarse.
Si la sinopsis os parece confusa, os advierto que esta sensación no se disipará al comenzar el visionado. Los primeros 60 minutos de Franklyn son desconcertantes, y parecen un sinsentido, aunque, si no nos centramos en la falta de explicaciones, tampoco resultan aburridos. Por otro lado, y al contrario de lo que puede parecer al visionar el tráiler, conviene dejar claro que Franklyn no es un relato de ciencia ficción, y que, aunque es verdad que estéticamente tiene similitudes con V de Vendetta, estas se reducen a eso, a lo estético.
En cuanto el reparto, tenemos a un Ryan Phillippe (El despertar, El espía) desganado y sin vida en su papel (y que tiene tanta expresividad con máscara como sin ella), a una Eva Green (Casino Royale, El mundo de los cielos) que es uno de los puntos fuertes del filme, y que parece tener debilidad por los personajes emocionalmente inestables (véanse sus papeles en The Dreamers o Cracks), pasando por un Sam Riley (Control, 13) que está, simplemente, correcto. El casting se completa con Bernard Hill, Georgia Mackenzie, y Susannah York.
Franklyn cuenta con un atrayente envoltorio, pero flojea en la forma de contar su historia, y, aunque en sus últimos 20 minutos nos da una resolución de las tramas bastante satisfactoria, deja la sensación de que la idea podía haber sido desarrollada mucho mejor.
Un filme interesante, aunque fallido, que desesperará a los que necesitan entenderlo todo para disfrutar una película, y que quieren explicaciones claras sobre cada detalle. La ambientación, una buena fotografía, y la presencia de Eva Green (una fantástica actriz, desaprovechada) son sus puntos fuertes, y podría ser una buena opción si no fuese porque por nuestras cartelera pasan estas semanas algunas de las películas más aclamadas del año.