Ha muerto David Carradine

En forma de desagradable sorpresa (como siempre llegan estas noticias) nos llega la muerte de un actor que gracias a la exitosa serie Kung Fu marcara la infancia y adolescencia de muchos crecidos en la década de los 70 (e incluso de los 80).
Era un intérprete que, como tantos otros, veía su labor como un empleo, una manera más de sobrevivir. No obstante, tuvo la suerte de participar en varios interesantes proyectos que le llevaron a lograr 4 nominaciones al Globo de Oro. Entre ellas la ya comentada Kung Fu, donde su Shaolin marcó uno de los papeles más históricos de la pequeña pantalla (que más tarde pesaría como una losa), y Norte y Sur. Muchos le recordaremos también por su último gran rol, el del magnífico Bill que se comía la pantalla en cualquiera de las secuencias de Kill Bill, y con el que Tarantino le devolvería una gloria que antes le había encasillado.
David Carradine era además el hermano mayor de una familia dedicada al cine con medio-hermanos y hermanastros por doquier, todos hijos del mítico John Carradine. Sobre su muerte ya se empieza a especular con todo tipo de teorías, que como con casi todos los actores siempre se plantean, pero olvidándome de eso de lo que podréis informaros en cualquier otro medio, yo prefiero recordarlo por su dilatada carrera que le llevó a ser un símbolo, para más tarde destronarlo y finalmente recuperar la gloria perdida con uno de los mejores papeles de su vida. Martin Scorsese, Ingmar Bergman o el filme de culto La carrera de la muerte del año 2000 (Death Race 2000) siempre quedarán en su curriculum.
Una genial secuencia de Kill Bill dedicada a los fans de Superman y el mundo de los supertipos. Monólogo con su voz rasgada característica y carisma innato escrito por el rey de los diálogos, claro:
Los 5 puntos de presión nunca se aplicarán igual.
Vía | BBC