Hijos de la medianoche: realismo mágico en la India

En la medianoche del 15 de agosto de 1947, en pleno acto de la independencia de la India nacen dos niños, uno pobre y uno rico, que serán cambiados de familia por la comadrona. Ambos verán así marcadas sus vidas, que caminará de la mano de la convulsa historia de su país, con sus logros y tragedias.
Basada en la novela del mismo nombre de Salman Rushdie, es una obra que roza lo que llamaríamos realismo mágico ya que mezcla la historia de La India con una especie de alegoría mágica: esos hijos de la medianoche son la primera generación de hindúes completamente libres (de otros país, al menos), pero es que además todos tienes poderes extraordinarios.
No obstante, esta magia, esta mezcla de fantasía y realidad no aleja al espectador, si no que está muy bien integrada en la historia, ya que es una metáfora más de las muchas que tiene el guión.
La película (y la novela, ya que Rushdie participa en el guión), nos cuenta la historia de Saleem desde su nacimiento, el día de la independencia de su país, durante 30 años que van desde la esperanzada libertad, llena de sueños, hasta la cruel realidad con la que se encuentran en la India clasista.
Tierna y trágica historia, llena de secretos familiares, de alegrías y tragedias, que Saleem (Satya Bhabha) supera con su incansable optimismo. La directora, Deepa Mehta crea un bello paisaje, incluso cuando la tragedia cae sobre el país (con las revoluciones, guerras y golpes de estado). Un mágico viaje por una historia (novelada) de la India que se queda ahí: bonita y poco más.
2 comentarios
Tiene buena pinta el argumento.
La verdad es que sí, Verónica. El planteamiento es interesante, sobre todo si, como yo, no has leído el libro y no sabes qué va a ocurrir.