‘Julieta’ – Dramática madurez creativa de Pedro Almodóvar

A punto de dejar atrás su vida solitaria en Madrid Julieta recibe la noticia de que su hija Antía vive en Italia junto a sus tres nietos. Atrapada por la culpa y la pena, la protagonista rememora su vida desde el fatídico día en que conoció a su marido hasta el no menos horrible en que vio por vez última a su jovencísima hija.
Con Julieta el reconocido director de cine español Pedro Almodóvar abandona para bien cierta carga de excéntrico desarrollo, la provocación antaño efectiva y hoy quizá obvia, más resultona que crítica. Pocos sobreviven en términos artísticos a la copia perenne de sí mismos. El manchego ha sabido reinventar su cine partiendo de la esencia que le hizo grande.
El buen criterio de Almodóvar se refleja en una película de tintes dramáticos puros donde no cabe la comedia ni la chanza, si acaso el deseo carnal del amante y el espiritual del humano, de la madre, de la mujer. Almodóvar adapta los relatos de la premio Nobel de literatura Alice Munro Destino, Pronto y Silencio. Y pervive en la película el soplo literario de la canadiense.
Trata el cineasta en Julieta sobre la pérdida de aquellos a quienes se tuvo y no se supo retener, sobre la soledad vacía, sobre la madre que llora por ausencias de su carne. Tras una historia familiar con múltiples subtramas hiladas con tino se esconden miedos profundos y sufrimientos desconocidos.
De sobria puesta en escena, reseñamos una película contenida, con acertada carga simbólica, de hondo calado y precisa, en la que cada pieza encaja en su asignado hueco -aunque bastaría un mayor cuidado de motivaciones para la mejora-. Su hora y media de metraje levita sobre la pantalla, no duele.
Emma Suárez se presenta enorme desde la frialdad de quien sufre, una actuación para el recuerdo. Adriana Ugarte muestra una vez más que puede afrontar papeles complicados sin desfallecer en el intento, aprobado el dúo protagonista. El reparto coral ennoblece a sus mujeres con Inma Cuesta y Michelle Jenner a la cabeza.
Esta obra de sensaciones se encamina a un término apropiado, tan imposible como probable, domina sus tiempos. No veremos a Julieta llorar antes ni después, su sufrir nace de dentro y adentro es compartido por el espectador, no así una culpabilidad endeble y algo cínica.
En Julieta encontramos a un Pedro Almodóvar en su madurez creativa, un drama ajustado a su talle. Elegante y diáfano. Un punto de encuentro entre amantes de su cine y aquellos que lo desconozcan o incluso lo hayan vituperado en el pasado. El director hila fino y da puntadas de buen arte. Tan Almodóvar en su reinvención y tan otros al tiempo que no podemos sino alabarla.
Post scríptum: el compañero de El Blog de Cine Español señala que Julieta ha pinchado en su estreno, pese a mantener su recaudación por pantalla en los 2.900€. Achacan estos malos resultados al escaso número de salas en que se ha estrenado -183 en toda España-. Una lástima verdadera.
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