Precrítica de «No me pidas que te bese, porque te besaré»

Suscribo la teoría de Albert Espinosa sobre “Los amarillos”, esas personas que de vez en cuando aparecen en nuestras vidas para mostrarnos un camino de cambio, no son amigos, no son amantes, pero nos dejan una profunda huella.
Albert espinosa es un artista multidisciplinar con una atractiva forma de ser y una vida circundada por el estigma del cáncer; todo esto lo expresa en sus obras de teatro, sus guiones y en ese libro maravilloso que es “El mundo amarillo”
“No me pidas que te bese, porque te besaré” es su primera incursión en la dirección cinematográfica y promete no dejar indiferente a nadie.
Si en “Planta cuarta” nos ofrecía un retrato cuasi biográfico de su lucha contra la enfermedad, en esta ocasión nos cuenta la historia de un hombre (Eloy Azorin) que, a muy pocas fechas de su boda, se ve asaltado por las dudas y decide crearse una lista de cosas por hacer que incluirá asistir a una clases de guitarra, en las que va a compartir aula con un grupo de deficientes mentales.
A mí personalmente en estas películas de corte amable no me molesta en absoluto que aflore la ternura, y supongo que dado el tema se bañará en ella.
Por eso iré a verla sin ningún tipo de condicionamiento, aunque ya algunos críticos se hayan apresurado a tacharla de sensiblera.
Del reparto, en el que por cierto figura también el propio Espinosa, destaco la presencia de Eloy azorin, de corta pero bien aprovechada carrera (no olvidar el pedigrí Almodovar).
Le acompañan Teresa hurtado de Ory que viene de participar en la, para mi gusto fallída, “13 rosas”y el televisivo Pablo Rivero que intervino en la intimista pero brutal “La noche del hermano” dirigida por Santiago García de Leaniz.
(«No me pidas que te bese, porque te besaré» se estrena mañana viernes en toda España; la fuente para este articulo ha sido recogida de la Web del director del Film)
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