Semana mutante en Cinetelia: X-Men 3, la decisión final

Tras una primera e interesante película, y una segunda que afianzaba las bases para una gran saga, esta tercera entrega fue una enorme desilusión porque no supo mantener el nivel que habían marcado sus predecesoras. Fue una desilusión y defraudó a todos los fans, que fuimos con ganas de volver a disfrutar de una trama seria pero espectacular como la de X-Men 2, pero no toda la culpa fue del director, Brett Ranner ni mucho menos.
Gran parte del problema vino por el director de las dos anteriores, Bryan Singer, que hizo un excelente trabajo pero que abandonó la franquicia mutante de una forma apresurada, dejando todo a medias, por rodar otra película de superhéores: Superman Return (2006). Es lógico que se sintiera tentado por hacerse responsable de la vuelta del mayor superhéroe de todos, pero lo hizo de una forma que, a la postre, también resultó un fracaso.
Como consecuencia de esta «fuga» del principal responsable de la saga los problemas se acumularon: los nuevos guionistas y el director sustituto se encontraron con que debían terminar una obra en un tiempo mucho menor de lo que desearían, y ello resultó caracteres poco desarrollados, subtramas desperdiciadas como la de la nueva Jean Grey/Phoenix Oscura…. Además de que nos la vendieron como el clímax de la saga, el capítulo final de la trilogía cuando nunca debió ser así.
Vayamos a la historia: Se ha descubierto una «cura» contra la mutación. Por primera vez, los mutantes pueden elegir: o conservar su singularidad, condenándose al aislamiento, o renunciar a sus poderes y convertirse en seres humanos normales. Los líderes de los mutantes sostienen puntos de vista antagónicos: mientras Charles Xavier aboga por la tolerancia, Magneto defiende la tesis de la supervivencia de los más aptos.
Este argumento podría dar pie a una buena historia de sentimientos encontrados sobre la personalidad propia o el dilema entre conservar la individualidad o abandonarla para conseguir la aceptación popular. Muy al contrario, en X-Men 3: La Decisión Final se optó por dejar de lado la historia para favorecer el espectáculo. Pero si en las anteriores Synger logró darnos un espectáculo con mensaje, aquí sólo obtenemos fuegos artificiales presuntuosos, bonitos pero completamente vacíos.
En la película se nos habla del regreso de Jean, quien murió en la película anterior y vuelve como un ser más poderoso al que se tendrán que enfrentar Logan y el Profesor X. Ademas, se ha descubierto una «cura» para los mutantes, cosa que no gustará a Magneto y que reunirá un ejército (plagado de peones sacrificables). Paralelamente a estas dos tramas, nos encontramos con Pícara que se debate entre dejar de ser mutante o seguir con sus amigos. También una ligera trama política donde vemos que el ejército quiere usar la cura como arma; por otro lado aparece el Ángel… pero solo en dos pequeñas ocasiones al principio y al final de la película. Tantas ideas o subtramas no estarían mal si se hubieran tratado debidamente. De hecho, casi todas dan para una película diferente. Por eso su mayor problema es la confusión debida a tan apretado argumento, al que hay que sumarle la aparición de demasiados personajes
En X-Men 2 ya nos mostraban una buena cantidad de mutantes, pero lo hicieron de una forma sutil, nos los presentaban casi sin darnos cuenta. En esta entrega debieron pesar que «cuantos más, mejor», por lo que nos inundan de personajes a los que, inevitablemente, no se les podía dar tiempo para presentarlos debidamente, eso sin contar la aleatoria elección de mutantes porque, en serio, ¿introducen personajes sin carisma y casi desconocidos cuando podían haber elegido otros mucho mejores?
Esta ingente cantidad de personajes, junto a la abundancia de efectos (bien conseguidos en general), hacen que no se pueda desarrollar en profundidad el debate citado anteriormente. Los personajes principales de las entregas anteriores apenas hacen unos breves cameos: Xavier, Cíclope, Tormenta, incluso Lobezno pierde el protagonismo ante tal superpoblación de mutantes. Cuando todos estos personajes estorban el avance de la historia, son eliminados de tres en tres de una manera completamente insulsa y carente de cualquier dramatismo. La única muerte que nos afecta realmente ve diluida su importancia con la escena post-créditos.
Pero también tiene aspectos positivos (a pesar de hacer pedazos la saga de Fénix): es entretenida y espectacular, mucho más que las anteriores, el ritmo está bastante cuidado (normalmente aligerando los momentos sin peleas, pero funciona) y, como digo, vemos (o vislumbramos) muchos personajes reconocibles de los cómics.
Conclusión: la más floja de la saga, pero que puede disfrutarse si queremos una película de acción sin más preocupaciones. Por cierto (y esto es un spoiler), aún hay gente que se pregunta cómo está vivo el profesor Xavier… hay que prestar atención a lo que dice la doctora Moira MacTaggart y a la escena post-créditos.
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