¿Ha soñado alguien estar dentro de una película alguna vez? Yo sí. Hoy me he levantado cansado, me he recorrido una gran ciudad a pie. Era Madrid o Barcelona o Sevilla, no estoy seguro. Estaba buscando algo que no sabía lo que era. ¿O sí? Ha sido un recorrido a pie que ha tenido lugar durante toda la noche, una noche lluviosa que me pilló desprevenido y mal calzado. El calzado es una prenda muy importante para la vida diaria, te ayuda a no hacerte daño cuando andas de esta manera durante horas sobre el asfalto de una ciudad. Lo que pasa es que este calzado puede llegar a hacerte daño si no llevas un número adecuado en el que que tus pies se embutan en él y queden como un guante. Si el calzado no es el correcto, es seguro que te terminará haciéndote daño. Algo tan simple puede resolverse cambiando este por otro par que se amolde mejor a tus pies. Lo que pasa es que a veces encontrar el par de zapatos perfecto no es tan fácil. Esta noche he recorrido la ciudad andando sobre un par de zapatos que no eran míos, que me hacían daño y que, al final, han terminado por despertarme. Esta noche me crucé con las actrices y los actores de la ópera prima de Ramón Salazar, llamada Piedras; una película que, desde mi punto de vista, llevó un par de zapatos que terminaron por rozarle sus delicados pies, y su camino fue corto y duro.
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