
Ryan Gosling, el chico indie que quiso ser uno de los mejores de su generación (I): pasado
A la sombra del éxito de ese actor de rostro impasible llamado Kevin Sorbo, Sam Raimi decidió crear en 1998 un spin-off sindicado adicional para el universo de Hércules y Xena. Su nueva (¡y brillante!) idea era transformar al mítico héroe griego en un jovenzuelo todopoderoso y rubio que tendría el rostro de un desconocido Ryan Gosling, que por aquel entonces no alcanzaba ni la mayoría de edad. El resultado, más cutre y barato incluso que las anteriores producciones, no tuvo demasiado éxito, solo dando material para una temporada de 49 episodios, pero dio a conocer a una de las grandes estrellas del cine actual, un actor que, desde aquel mitológico papel, ha ido pasito a pasito ganándose el respeto de la industria, los cineastas y de la audiencia. Eternamente tratando de huir de esa imagen de eterno adolescente guaperas.