Error, error mayúsculo, y es que como crítica se titula, los años no pasan tontamente, y no va dirigido al protagonista del film, Walt Kowalski, un hombre tradicional, anclado en el pasado, conservador y racista, va dirigido al propio Eastwood. Mi sensación al ver Gran Torino fue de impotencia mezclada con un poco de incredulidad. Incredulidad por ver lo que veía y saber que un día este mismo director había filmado obras de la elegancia de Los puentes de Madison o Sin perdón. Incluso mucho más cercanas en el tiempo la genial Mistic River alzaba al realizador como un autentico genio de la cámara. Pero desde hace unos años las películas de Eastwood son de una triste calidad. Ni Million Dollar Baby, un melodrama que no difiere en mucho con las películas de sobremesa de fin de semana y las fallidas Cartas desde Iwo Jima o Banderas de nuestros padres, me hacían pensar en el cansancio, lógico por otra parte, del autor. Un momento de transición hacia sus últimas obras. Pero creía que la vuelta de Eastwood sería con Gran Torino.
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