
La subsidiaria animada de Universal, Illumination Entertainment, se está forjando un nombre en la industria gracias a sus éxitos. Después de arrasar con Gru, mi villano favorito, la compañía se decidió a probar con The Lorax las mieles de uno de los grandes cuenta-cuentos de la historia moderna, el Dr. Seuss. Como era de esperar, las nuevas generaciones han vuelto a caer cautivados en la magia de las palabras del cuento ecologista y Lórax: En busca de la trúfula perdida se ha convertido, con más de 130 millones, en el estreno doméstico más importante de lo que llevamos de año. No es extraño, por lo tanto, que la productora quiera seguir haciendo negocios con la obra del creador de El Grinch y Horton.
Desde que, en el mismo año, Virgen a los 40 se convirtió en un éxito comercial y Pequeña Miss Sunshine mostró sus dotes para el drama, Steve Carell ha sido un actor muy requerido por Hollywood. Sin embargo, su trabajo regular en The Office no le ha dejado mucho tiempo para el cine en todo este tiempo. Ahora que su contrato con la serie de la NBC está cerrado, su futuro es otro cantar, dedicado al 100% a la gran pantalla, desde donde no le dejan de llegar ofertas de lo más variopintas.
Hoy en día es muy difícil innovar en el mundo de la animación. La originalidad está lejos de casi cualquiera y no solo en asuntos relacionados con el guión y el contenido, sino también con los personajes, los efectos y los sonidos. Prácticamente todo lo que vemos nos recuerda a películas anteriores, los protagonistas, sus andanzas y sus percances tienen relación con algún recuerdo cinematográfico. En Gru: mi villano favorito también ocurre, pero muy pocas veces y aunque no lo parezca esto es un cumplido en toda regla.