
En una escena de La piel que habito, el personaje interpretado por la magnífica Marisa Paredes define la actitud de Antonio Banderas como el amor de un loco. Frase que bien podría aplicarse al director de esta extraña y arrebatadora película, el amor de un loco por el cine, el amor de un loco por el riesgo, el amor de un genial contador de historias, tan rocambolescas como bellas, por su público y su compromiso con este de nunca tomar el camino fácil, con todo lo que ello conlleva.