
Esta película nos trae la vida de tan singular dama del escenario, que en las décadas de la primera mitad del siglo XX deleitó al público más exigente con sus graznidos en los mejores escenarios operísticos de la Gran Manzana. Y ahora Stephen Frears recupera su figura, no sé yo muy bien si para rendirle homenaje o para que seamos conscientes de la tortura que sufrieron los oídos de los asistentes a sus recitales.
La inmensa familia de películas Disney parece que está cambiando la manera de presentar sus historias para toda los públicos. No, no nos referimos a que están probando el formato en CGI que popularizó Pixar y que ha sido también parte de sus últimos estrenos, sino que están pasando sus historias clásicas a imagen real.
Parece que por fin hay algo de vida para las actrices maduras en Hollywood, aunque sea a base de encarnar personajes históricos recientes. Y es que Jane Fonda debió acordarse del Oscar a Meryl Streep por su interpretación/transformación en la dama de hierro al aceptar interpretar a una contemporánea suya, nada más y nada menos que Nancy Reagan. Claro que no sólo eso debió ser lo que hizo a la veterana actriz decidirse a encarnar este papel, sino más bien el hecho de incorporarse a un elenco de lujo en lo que puede ser una de las grandes películas que vienen.
Por fin se entregaron los Oscars. En una gala nostálgica, ágil y correcta, aunque quizá no muy brillante, Billy Crystal supo tirar de oficio para hacer olvidar bochornosas ediciones anteriores. De hecho, la gala consiguió que 39'3 millones de espectadores siguieran la ceremonia en vivo, lo que significa un 4% más de audiencia que el año pasado, pero por debajo de la de hace dos años. Teniendo en cuenta la floja recaudación de los filmes en taquilla es un hecho a tener en cuenta. Sin grandes sorpresas y escasas salidas de tono la ceremonia estuvo impregnada de un elegante aire a mejores tiempos pasados, aprovechando la temática de varios de los filmes nominados. En medio de ese espíritu de amor al cine, la triunfadora de la gran noche de Hollywood no podía ser otra que The Artist.