
En una semana con una nula competencia de estrenos, había llegado el tiempo de seguir llenando bien los bolsillos de las todopoderosas películas que capitanean la taquilla, con la mirada puesta concretamente en la ya enorme Avatar, que parece encaminada a ser la segunda película más taquillera de la historia (Cameron vs. Cameron). Como dedicaremos un artículo especial a este fenómeno de masas no me quiero extender demasiado en su análisis, más allá de destacar la superación de los 350 millones de dólares, así como su ínfima bajada de un 10% en su tercera semana de lucha en la primera posición. La película supera ya en el acumulado mundial los mil millones, y también la recaudación total de El Caballero Oscuro. Los récords parecen acumularse, y el único límite es Titanic.
La semana pasada preguntábamos si la balanza de Avatar se inclinaría más hacia el éxito o hacía el fracaso, y para sacar una conclusión remitíamos a las cifras de esta jornada llena de estrenos para todos los gustos. Con las cifras en la mano, y vista su evolución, el resultado está claro, la nueva cinta de James Cameron ya es un triunfo mundial. Pese a toda la competencia, y habiendo tenido altibajos en los días de navidad, Avatar repite primer puesto, pero más importante es el impresionante bajón enano de un 1,8%, insólito en este tipo de películas comerciales largamente anunciadas. El buen boca-oreja y las notables críticas han hecho que durante el fin de semana el film haya sumado 75 millones de dólares más, pero es que además la larga semana había sido inmejorable (desde el lunes hasta el jueves), lo que hace que se coloque por encima de los 212 kilitos que se convierten en más de seiscientos si lo contamos alrededor del globo. Éste es el segundo mejor fin de semana de la historia (tras El Caballero Oscuro). Si la competencia de esta semana no ha podido con ella, parece que tendrá varias semanas de tranquilidad al frente.
Pasara lo que pasara, éste iba a ser el fin de semana de Avatar y de James Cameron, ya fuera un sonado fracaso o un impresionante éxito. Con esto en la mano, al final se ha quedado entre dos tierras, no asombrando a nadie pero tampoco siendo una tremenda decepción en una taquilla estadounidense con una jornada donde hay muchos factores que analizar. De buenas a primeras hay que olvidarse de compararla con Titanic, por mucho bombo que se le haya dado a esta obra durante años de producción nada se podrá asemejar a la anterior película del director, en la que no sólo importó el fin de semana del estreno sino las sucesivas semanas donde subió y subió gracias a los pocos estrenos y un incomparable boca-oreja. Al contrario que con aquélla, las expectativas en ésta son muchísimo mayores, puesto que este genio del cine comercial se ha pasado década y media sin estrenar, sin embargo esto también puede jugar en su contra. Lo que sin duda jugaba a su favor son las caras entradas de las salas 3D, así como la aparente falta de competencia, pero en una década con furor por las secuelas y adaptaciones comiqueras donde sólo nueve films originales han logrado entrar en el ránking de "las más vistas", las esperanzas de Fox tampoco estaban por los cielos.
En esta larga y diaria carrera de premios uno de los galardones que más ilusión hace a los intérpretes es el que les entregan sus propios compañeros, a través de su sindicato, el SAG (Screen Actors Guild). El 23 de enero (una semana después que los Globos de Oro) se celebrará la decimosexta edición de esta gala que también es emitida por televisión y cuyas nominaciones no son demasiado diferentes a las anunciadas hace unos días por la Prensa Extranjera de Hollywood, tanto en televisión como el cine.
Hace apenas unos minutos John Krasinski, Justin Timberlake y Diane Kruger han anunciado las nominaciones a lo que comúnmente se llama la antesala de los Oscars (pese a que en los últimos años se hayan desviado bastante en sus nominados), la sexagésimo-séptima edición de Los Globos de Oro, entregados por la Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood en una gala presentada por Ricky Gervais que se celebrará el próximo 17 de enero. Dados los datos formales pasemos entonces a las películas, que al fin y al cabo es lo que más nos interesa.
Dos películas muy distintas, con varias similitudes, pero muy distintas. Ésas son las dos protagonistas de los tráiler que os cuelgo a continuación. Dos historias alrededor de la música, y de genios venidos a menos basados en personajes reales. Mientras que una se centra en el mejor director del mundo ahora sin ideas, otra clava su mirada en un cantante country al que se le ha pasado el arroz. Con una estética muy distinta, dos de los más grandes actores del cine actual se ponen en la piel de Guido Contini y Bad Blake. Ellos son Daniel Day Lewis y Jeff Bridges y los dos estrenan en diciembre Nine y Crazy Heart, respectivamente, con esperanzas de aspirar a una valiosa estatuilla dorada que uno ha logrado dos veces y al otro se le ha escapado en cuatro ocasiones.
Si hay alguna película este año que salga en todas las (demasiado anticipadas) quinielas de los Oscars esa es Nine, la superproducción musical con origen en Fellini y un reparto de lo más jugoso. Rob Marshall vuelve al musical, tras pasar desde su super-exitosa Chicago a un tropezón como Memorias de una Geisha, para adaptar esta obra de Broadway que a su vez se basaba en 8 1/2, la autobiográfica película del director italiano.
El parón idefinido que hizo público Nicole Kidman tras el anuncio de su embarazo le va a durar bien poco. Al parecer la actriz está en plenas negociaciones para unirse al reparto del musical Nine, último proyecto de Rob Marshall.