
Decía Chris Rock en la última ceremonia de los Oscars que poner voces a cintas animadas era el trabajo más fácil del mundo. Según contaba, va un estudio, grita sus líneas y cobra un millón de dólares. Además, como demuestra Madagascar 3: De marcha por Europa, puede repetir el trabajo hasta tres veces y triplicar sus beneficios sin esfuerzo adicional, sin tener que inventar nuevos chistes ni crear personajes originales.
Además de ser una de las grandes promesas de Hollywood, James Franco es uno de los actores en Hollywood que más retos toma, un intérprete singular que se arriesga con todo tipo de proyectos -por muy extrañas que sus decisiones parezcan desde fuera- con el simple objetivo de engrandecer sus habilidades. Su nominación al Oscar este año está casi asegurada y, pese a su compromiso para también presentarlos, no deja de enrolarse en todo tipo de producciones. Estas navidades rueda Maladies, una película artística y experimental dirigida por su amigo Carter (no sabemos si esto es nombre o apellido) sobre un joven y exitoso actor que se retira temprano de la profesión por culpa de una enfermedad mental.
Brett Ratner siempre ha sido un director bastante limitado (tirando a muy malo), como nos ha demostrado en variadas ocasiones, sin miedo a adentrarse en sagas críticamente aplaudidas como la de Hannibal o X-men o sin tapujos en meter a Max von Sydow o Roman Polanski en la última parte de esa deleznable trilogía que insulta a la comedia llamada Hora Punta. Ahora, cansado de ser relegado a la televisión a proyectos corales, este antiguo director de videoclips vuelve a las andadas reuniendo a uno de los elencos más peculiares jamas formado y regresando a la comedia de acción a la que tanto daño ha hecho.