Tiempo de matar tiene, como muchas otras, un planteamiento bastante interesante; una localidad sureña se ve conmocionada por la terrible acción de dos jóvenes blancos sobre una niña de color, violándola y golpeándola casi hasta la muerte . Acto seguido el padre de la niña se tomará la justicia por su mano desencadenando una guerra entre los habitantes del lugar por salvar o penar al acusado. Hasta ahí todo correcto, un planteamiento que atrae al espectador y que se deja ver. Pero poco a poco el film adopta tintes dramáticos, más cercano a un melodrama barato que a una película judicial de las buenas. Mediante escenas vacías y que no llevan a nada, la película se desarrolla cayendo cada vez más en un drama judicial que busca la lágrima fácil del espectador. Aunque consigue entretener, no logra el propósito para lo que fue concebida. Un alegato ante la pena de muerte, contra las reacciones racistas en un estado puramente xenófogo. El fondo encubierto en la trama predica la acción-reacción, el tomarse deliberadamente la justicia por su mano, lo que se llamaría históricamente la Ley de Tailón (ojo por ojo) y lo que es peor la justicia está de su lugar. La verdad es que no esperaba menos de Shumacher, aunque hay que decir que se deja ver y llega a tener momentos de gran cine. Tengo que decir que desconozco si la novela pretende estos propósitos, no lo sé ya que no la he leído.
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