‘Un día perfecto’: ¿la guerra es como la cuentan?

‘Un día perfecto’: ¿la guerra es como la cuentan?

Escrito por: Francisco Reina Milán   @AltFloyd    22 septiembre 2015     5 minutos

Un cadáver aparece en el pozo de un pueblo en los Balcanes durante la guerra entre serbios y bosnios, en la extinta Yugoslavia. El riesgo sanitario obliga a un grupo de cooperantes a intervenir: deben extraer el cuerpo antes de que infecte el agua y deje sin suministro a la población civil.

El español Fernando León de Aranoa (director de Princesas o Los lunes al sol) regresa cinco años después de Amador con una cinta de irónico título. En Un día perfecto lo que parece una misión sencilla muta en rompecabezas para los abnegados protagonistas.

La película ofrece una visión de la guerra poco acostumbrada, rebosa inteligencia. Es capaz de explicar cómo se padece un conflicto armado, su crudeza, pero sin mostrar balas, ni disparos, ni lágrimas, ni emotivas escenas cimentadas con música de cámara. Ni siquiera muestra al espectador un cadáver de forma directa. Y sin embargo a la salida del cine se tiene la sensación de haber contemplado un retrato descarnado y certero de la guerra. De Aranoa enfila al toro más bravo y sale vencedor.

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El metraje queda compuesto por una cadena de escenas muy bien construidas, en las que los seis protagonistas se enfrentarán a problemas tan simples como irresolubles. Se estrellarán contra la realidad una y otra vez en su empeño por realizar una labor necesaria. El quehacer de cooperantes, ONGs y cuerpos de defensa queda bien retratado, lejos del utópico ‘buenismo’: situaciones que rozan lo absurdo pero reales, y a las que deben enfrentar con más astucia que medios.

El hilo conductor de la narración queda latente pero es sólido. Necesitamos una cuerda. Esa simple idea atrapa al espectador y lo sumerge en el contexto. León de Aranoa se encumbra en el arte de mostrar pequeñas anécdotas diarias y no ir más allá, permitiendo que quien observa a los personajes pueda interpretar por sí mismo todo lo que se oculta detrás: el terror al encontrar cualquier elemento inesperado en la carretera, la incomprensión de los civiles frente a los extranjeros, la impotencia frente a un conflicto que guía vidas y sortea muertes, la necesidad de avanzar cuando todo está perdido.

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La hora y tres cuartos de metraje rebosa humor. No se trata de humor negro, pero no es inocente. Tampoco cínico, ni despreocupado. Se trata de un humor resignado, la broma como defensa personal ante un mundo que golpea a cada paso. Un humor que te hace partícipe, que sonsaca media sonrisa amarga, cómplice y comprensiva. Hay más.

El guión es en sí mismo un chiste de gusto rebuscado, una historia profunda cuyo guiño comienza antes de tomar asiento. Un día perfecto, del único tipo que puede acompañarte en la guerra. Un día como el anterior, y como los que vendrán.

Otro acierto de la película son sus diálogos, muy trabajados, incisivos y a juego con el espíritu que impregna la historia. Cuando un personaje abre la boca sabes desde el inicio que va a comentar algo relevante, ingenioso y que hará meditar sobre según qué aspectos. La naturalidad con que este fenómeno se da en la película llega a parecer fácil de conseguir. No lo es.

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En cuanto a interpretaciones, Benicio del Toro carga el peso de la narración y la enfoca. El puertorriqueño aprueba con nota, su personaje es creíble, llena la pantalla. Junto a él un Tim Robbins correcto queda empañado por lo singular de su personaje: demasiado excéntrico, abrupto, plano de más pese a su carácter resultón.

El elenco femenino, Olga Kurylenko y Mélanie Thierry, se contrapone al de los varones y los complementan con su visión un tanto más idealista sobre la guerra y la capacidad individual de influir. Ambas pasan la prueba. En cuanto a los vínculos emocionales entre ellos, son sutiles pero existen como herramienta, no como fin. Un día perfecto no es una película de amor ni escenas lacrimógenas.

El uso de la banda sonora llama la atención. Lo mismo escuchamos la versión de Sweet dreams de Marilyn Manson que Venus in furs de The Velvet Underground and Nico. Algunos gritarán «¡están en apuros, no metas rock!». No es nuestro caso. El particular método de insertar canciones y la elección de éstas refuerza lo expresado en párrafos anteriores: los personajes pueden caer pero se volverán a levantar porque el tropiezo es la norma.

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Por supuesto, la cinta tiene mayores puntos negativos de los aquí reseñados, pero es preferible que el espectador los descubra por sí mismos, ya que no enturbian para nada el buen hacer de Fernando León de Aranoa como guionista y director. Un día perfecto supone en conjunto un acierto del realizador español, quien pese a rodearse de actores internacionales experimentados demuestra que una buena idea (la suya procede de la ex presidenta de Médicos Sin Fronteras Paula Farias y su novela Dejarse llover) no necesita mucho más que técnica para convertirse en una película apetecible y recomendable.

Vídeo | Canal oficial de Universal Spain en YouTube

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