‘Victor Frankenstein’ – Innecesaria y vacía adaptación de Shelley

El próximo 15 de abril llegará a nuestras carteleras Victor Frankenstein, adaptación muy libre de la novela de la escritora decimonónica Mary Shelley. Con guión de Max Landis, se trata de la nueva película de Paul McGuigan, destacado por su trabajo en series de televisión como Criadas y malvadas, Sherlock o Monroe.
El espontáneo profesor Victor Frankenstein descubre el potencial como físico y médico de un payaso circense. Decide liberarlo y sumarlo a su increíble proyecto: crear vida de la nada a través de la ciencia. La comunidad científica, Scotland Yard y la propia naturaleza del mundo se opondrán a su persistencia.
En Victor Frankenstein se desecha la figura mítica del monstruo animado con piezas de cuerpos diversos. La historia nos acerca a la relación entre el loco doctor y su ayudante Igor Strausman en su no menos delirante empeño de dioses. Con esencias de guión manidas que recuerdan a El hombre elefante de David Lynch o a Regreso al futuro, la película resulta atractiva en lo visual, sumada a la moda colorida por filtros del Hollywood actual.
El protagonista James McAvoy aprueba con dosis de extroversión y pasión en un papel con que se fusiona, dando motivos a quienes le aseguran un futuro luminoso en el séptimo arte. Daniel Radcliffe, por contra, no termina de delimitarse, él mismo no cree en su personaje y lo hiere. Nos planteamos si Harry Potter no continúa viviendo en sus modos, o si nunca sirvió para el gran salto. ¿Habita un buen actor bajo el éxito juvenil?
Destacada interpretación de Jessica Brown Findlay. Emotiva, dulce y fuerte pese a lo accesorio de su personaje. Y es que la historia de amor ha sido insertada con calzador y sin tapujos, y por ende la exigencia comercial queda vacía, sin etapas ni evolución, apenas una excusa para rozar las dos horas de metraje. Espléndido Andrew Scott.
Victor Frankenstein nos presenta un dilema que busca en vano existencialismo y relevancia moral. ¿Deben los hombres jugar con lo divino?¿Quién es monstruo, criatura o creador? Todo ello queda pasado por agua ante planteamientos maniqueos nada sutiles y un conflicto que no merece tal apelativo. De guión previsible que solventa sus propios giros sin gracia ni capacidad de sorpresa, la trama desfallece entre decisiones cuestionables hasta abrazar un final previsible y cargado de violencia inexplicada, con un burdo relato pro-religioso como única causa y moraleja posible.
De medios técnicos y artísticos innegables -banda sonora suficiente- Paul McGuigan firma una obra que nace en el vacío y viaja hacia él dando tumbos entre un humor escénico de témpano y una narración dislocada. Victor Frankenstein no tiene nada que contar ni que ofrecer. Con forma pero sin fondo, aporta un entretenimiento raspado e intrascendente, falto de garra suficiente.
Tendida sobre una fría cama de hospital londinense, la película espera paciente aterrizar en el mundo de los vivos. Alejada en mucho del género de terror, sin fuerzas para sumarse a la comedia y expulsada del reino del drama, la cinta espera y espera, pero el rayo creador nunca llega a golpearla.
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